Mi vida está marcada por la militancia

Mi vida está marcada por la militancia. Mi padre era socialista, y predicaba con el ejemplo de la solidaridad. Esa fue una enseñanza para toda la vida.

Durante mi infancia vivimos en Artigas. Tiempos en que tener ideas de izquierda, y luchar por ellas era muy peligroso.  A fines de los sesenta la familia  viene a vivir a Montevideo. Tiempos de liceo y los inicios de las luchas por las utopías. La actividad militante era cada vez más intensa. Sentía la desbordante fuerza propia de la juventud. Experimenté grandes alegrías que se mezclaban con las primeras tristezas, como fueron los asesinatos de Líber Arce, Susana Pintos y tantos otros estudiantes. Tiempos agitados.

En 1971 la conformación del Frente Amplio. Los actos multitudinarios y escuchar la palabra del Gral. Líber Seregni. La claridad del proyecto,  la valentía y emoción con que lo transmitía, son vivencias que pertenecen a la memoria imborrable. El General impregnó a toda nuestra generación la noción más cabal de la ética de la responsabilidad.

De aquella época revulsiva y violenta también es imposible olvidar lo que significaron movilizaciones tan emblemáticas como la que dimos por el boleto estudiantil gratuito, al mismo tiempo  que la máquina represiva cada vez se descontrolaba más y más, y finalmente el Golpe de Estado.

En 1975 comienzo la Facultad de Medicina y ese mismo año caigo detenida. Tuve la suerte que muchas compañeras y  compañeros no tuvieron, al mes estaba nuevamente en mi casa. Y a seguir alternando  estudio y militancia.

En 1984 integro la Dirección Clandestina del Partido Socialista, y un año después, con el retorno de la democracia, el Polo Gargano, recuerdo como si fuera ahora, cuando, con su gesto tan adusto como paternal, nos manda a recuperar tiempo de estudio y recibirnos. Y así lo hice.

Los estudios representan una parte muy importante de mi vida. Allí se entrelazan las enseñanzas de verdaderos maestros con amistades que perduran hasta hoy, forjadas en interminables jornadas de estudio, conversaciones y el infaltable mate.

Medicina es una profesión que te permite estar muy cerca de la gente, de sus problemas, de sus angustias, y que por todo eso te da la extraordinaria posibilidad de ayudar. Rápidamente aprendes que si no te pones en el lugar del otro jamás lo vas a poder ayudar.

Y la vida política la asumo con esa misma actitud. Y gracias a la confianza de tantas compañeras y tantos compañeros -entrañables- con los cuales luchamos juntos para alcanzar esperanzas compartidas. Sabemos de triunfos y derrotas. Pero nunca de bajar los brazos. Ejemplo de ello es que integré integré la Comisión de Organización de la Comisión pro Referéndum contra la Ley de Caducidad, y hoy sigo luchando junto a miles y miles de compatriotas para que se alcance Verdad y Justicia.

Los años 90 fueron tiempos de atropellada neoliberal, en esa circunstancia fui parte de la Comisión Nacional por la Defensa de las Empresas Públicas.

Mis compañeros del Partido Socialista siempre me dieron su confianza: al elegirme para integrar el Comité Central y el Comité Ejecutivo del PS, cuando fui designada Sub-secretaria Nacional de Organización del Partido.

En 1997, también  fui designada presidenta de la Comisión Nacional de Organización del Frente Amplio. Un año más tarde como una de las tres delegadas del Presidente del Frente Amplio, compañero Tabaré Vázquez. En 1999, integré el Equipo de Campaña Electoral para las elecciones nacionales, en el área de Organización y como responsable política del área de Comunicación.

Desde ese mismo año, el Congreso del Partido Socialista me elige ininterrumpidamente como candidata al Senado de la República, y  desde entonces resulté electa senadora.

Mis primeros años en el Senado  fueron con la derecha gobernando en coalición y el manual neoliberal haciendo estragos. Nada de exageración: nos arrastraron a la peor crisis de la historia que registra nuestro país.

En esa misma época nace mi hijo Daniel. Una alegría total.

En esos años representé al Parlamento de Uruguay en la Unión Interparlamentaria en la que recogí una importante experiencia con parlamentarios de todo el mundo y tuve el honor de presidir su Comité de Coordinación de  Mujeres Parlamentarias. También creo que una verdadera democracia merece una justa representación de género – actualmente absolutamente sub representada –  y por ello trabajo y lucho desde años en la Bancada Bicameral Femenina y en la Red de Mujeres Políticas.

Y en el 2004 el Frente Amplio gana las elecciones. La lucha que tanto había costado, hasta la propia vida y la libertad de tantas compañeras y compañeros, finalmente la izquierda alcanza el Gobierno Nacional. Otra vez se demostraba que la lucha jamás es en vano. El pueblo uruguayo deja atrás el miedo al cambio.

Las esperanzas de cientos de miles de compatriotas inundaron las urnas para romper con tradiciones gastadas y agotadas. Los tiempos de las derrotas le dieron paso a tres victorias consecutivas y con mayorías parlamentarias. Así fue que – en la última década – se lograron alcanzar derechos  a una escala sin antecedentes en el medio siglo anterior.

En el 2012 fui electa Presidenta del Frente Amplio. Haber recibido del pueblo frenteamplista la responsabilidad de presidir la fuerza política, quedará, por siempre, en mi corazón. El lugar que habían ocupado Líber Seregni, Tabaré Vázquez y Jorge Brovetto.

Logramos conformar un verdadero equipo con grandes frenteamplistas. Yo fui una parte más de ese gran equipo de trabajo. Nos propusimos crear las condiciones para que miles de militantes de todo el país y del exterior pudiesen volcarle al Frente todas sus potencialidades.  Nos propusimos dinamizar y actualizar la fuerza política. Nos propusimos ayudar a los compañeros presidentes de la República, José  Mujica y Tabaré Vázquez.

Hoy, al mirar esas trascendentes etapas, tenemos la profunda tranquilidad de que la fuerza política obtuvo históricos resultados: el tercer período consecutivo de gobierno nacional; la confirmación de las mayorías parlamentarias; la obtención de seis gobiernos departamentales.

Ser parte de toda esta historia me enorgullece. Demostrar que la realidad no es algo estático. Mirar hacia adelante. Seguir los cambios. Avanzar con determinación, con esperanza y sin temor. Integrar. Allí está nuestro gran desafío.

Mónica Xavier Yelpo.