Inquebrantable militancia

Dra. Mónica Xavier – Senadora del Frente Amplio                                                                                       Secretaria Gral. del Partido Socialista

 

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Así como en las últimas tres elecciones nacionales la mayoría de las uruguayas y uruguayos le reiteraron, de forma categórica, su confianza al Frente Amplio, ahora también debemos saber leer el mensaje de los frenteamplistas en las elecciones del pasado domingo.

En estas elecciones abiertas para elegir autoridades en la fuerza política – como no se hace en ningún otro partido – se movilizaron 95.000 frenteamplistas, cuando por todos los medios se vaticinaba un nivel de participación muy inferior y tendiente a catástrofe. Nuevamente los oráculos electorales fallaron.  No festejamos esto ni tampoco desconocemos que fue la mitad de la participación que en la elección anterior.

En la propia campaña – los cuatro compañeros candidatos – coincidieron en la centralidad de la participación como uno de los retos más grandes que tenemos por delante. Los cuatro candidatos vivieron cómo la militancia – en sus distintas formas – demanda ser cada vez más escuchada para poder ser cada vez más incidente.  Esto se experimenta en los “mano a mano” a lo largo de todo el país así como en cuanta tertulia familiar, de boliche o radial se arma. Se argumenta la necesidad de incrementar inclusión: género, edad, territorio. Se argumenta el descontento con la coyuntura política general. Se argumenta el hastío por desavenencias internas. Se argumenta incomprensión con decisiones tomadas en el último tiempo.

Si coincidimos en la importancia de recuperar la participación de la mayor cantidad posible de compañeras y compañeros, no podemos desoír todo lo que los frenteamplistas tienen para expresarnos. En cualquier caso, toda elección cuenta con la virtud de permitir evaluar para tanto afirmar como corregir rumbo – así como ya lo hemos hecho en instancias anteriores y no tan lejanas – con el objetivo principal que representa mantenerse cerca de la gente.

Está planteado el desafío de superación para así reforzar la convicción democrática que supone la elección directa de autoridades en nuestra fuerza política. Cuanta más alta es la participación mayor es la legitimidad de los representantes: así es la democracia.

Es por todo ello que nada puede eclipsar la movilización y convicción de ese casi centenar de miles de frenteamplistas que sí decidieron concurrir a votar. Tampoco ningún resultado circunstancial va a empañar la historia épica de nuestra fuerza política ni la gran cantidad de derechos que hemos logrado devolverle a la sociedad en esta década ganada.

Convengamos que desde su propia génesis, el Frente Amplio depende directamente de la capacidad de activar la movilización de su entrañable e inquebrantable militancia. Esto no es un eslogan ni una frase hecha, representa un enorme desafío que muta y se debe adaptar según las épocas y las circunstancias. Está claro que vivimos tiempos que se impone volver a demostrar que somos capaces de escuchar, dialogar, cambiar. Y una vez más hay que redoblar.

Fuente: Prensa90

26 de julio 2016